Apuntamos más allá de una simple recuperación

Por Guillermo Siro, presidente de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA).

Parece que volvemos a acercarnos a un teatro imaginario que tiene asidero ya no en agradables sueños, sino en pesadillas que se invitan solas a compartir sus escenas dantescas.

Contra esas pesadillas y los preocupantes pronósticos de una segunda ola del Covid 19 estamos tironeando del telón, pero para evitar un nuevo estreno de esa dramática obra, la de un regreso a una estricta cuarentena que hemos protagonizado durante tantos meses.

Con la pandemia y las necesarias medidas sanitarias de un aislamiento flexibilizado en los albores de la primavera aprendimos a cuidarnos y a reducir un número de casos fatales que hubiera sido mayor. Tuvimos una pesadilla que fuemuy dura y tan novedosa que escapó a la imaginación de grandes autores de la ciencia ficción.

Sin cargar tintas sobre nadie, lo cierto es que los efectos colaterales han sido nefastos para la economía productiva y los servicios. Las cuentas corrientes de muchas empresas estallaron en mil pedazos – por falta de ventas y por la incomprensión de muchos bancos-. En muchas industrias el stock productivo se redujo a cero y muchas materias primas escasearon.  El epílogo no deseado pasa por describir un cierre de 40 mil comercios en 2020 y una caída de dos dígitos en la actividad económica en 2020. No abundaremos aquí en otros índices en los que han tenido influencia otras gestiones como la de Mauricio Macri.

Como se suele decir en la actualidad resulta “contrafáctico” el análisis de cómo se debieron instrumentar las limitaciones productivas y comerciales durante la etapa dura del aislamiento del 2020.  Como aconsejaban nuestros abuelos no hay que llorar y debemos enfrentar los desafíos de la recuperación y del crecimiento con la mayor entereza y dignidad.

“Ten el tesón del clavo enmohecido, que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo”, reza parte de un viejo soneto medicinal. Sin la pretensión de explicar a su autor, nuestro querido Almafuerte,sí reivindicamos nuestras ganas de hacer, que al igual que ese clavo, no pierden vigencia mientras tengamos un norte para alcanzar.

Para ese norte construimos en base a reducidos cimientos. Son los que quedaron como efecto de un pronunciado cierre de meses. No obstante, nuestra economía es tan noble que, en algunos rubros, ya se registran fuertes índices de recuperación como en ciertas industrias y en la construcción.

Ahora, la prioridad es hacer bien las cosas sobre la base de calcular nuevos costos, gestionar materias primas que no abundan, regenerar stock y avanzar hacia una sostenida suba de las ventas.

Eso sí, como lo venimos resaltando, necesitamos certeza desde el gobierno en sus distintos niveles en materia de impuestos, equipamientos, licencias al personal y habilitaciones, por citar sólo algunas de nuestras demandas.  Solo de esa manera se garantizará una vuelta, con sustentabilidad, hacia una cultura de la inversión.

Desde el primer día del aislamiento hemos pensado en la recuperación y en un salto de calidad que nos permita estar por encima de los niveles de destrucción del aparato productivo provocada en el gobierno anterior.

Sentimos la necesidad de pensar en distintas vías de solución en momentos tan difíciles como lo que estamos viviendo. Con otras entidades representativas del quehacer productivo pensamos en trabajar en unidad de acción.

Por eso, pretendemos unificar criterios en la búsqueda de un mismo y único objetivo qué es preservar cuidar y garantizar la salud de todos los bonaerenses y de todos los argentinos.

Pero también queremos preservar, sobre todo, la salud económica de todo el sector productivo que garantiza de empleo la producción en las economías regionales en la República Argentina

Creemos fervientemente en la posibilidad de lograr finos equilibrios y complementaciones para alcanzar los objetivos de la salud de nuestro pueblo y la salud económica del sector productivo.

Somos conscientes de que podría producirse un agravamiento del escenario epidemiológico, amén de irreparables pérdidas de vidas humanas, si es que no procedemos de la mejor manera.

No obstante la vuelta a una fase 1 sin atenuantes acarrearía enormes perjuicios en materia económica. Cabe remarcar que las prolongadas restricciones que rigieron durante buena parte de 2020, instauradas con el objetivo de contener la propagación de la nueva enfermedad, generaron un sensible deterioro de un escenario macroeconómico que ya arrastraba múltiples dificultades.

Esto podría ser perjudicial e irreversible para quienes se recuperaron con mucho esfuerzo y para quienes además agregaron inversión y contrataciones de personal, como un modo de virar sus sueños hacia realidades de prosperidad.

Por todo esto, el imperativo prioritario es el de obrar con responsabilidad, maximizando los cuidados sanitarios individuales, no solo en beneficio propio y de su círculo cercano, sino también en pos de proteger la salud y la economía del conjunto de los argentinos y de los bonaerenses.