Argentina y Turquía: una sociedad estratégica hacia el futuro global

Por: Özgür Yücel Demir, es Presidente de la Cámara de Comercio Argentino Turca.
En un paso significativo para su política exterior, Argentina formalizó hace un año su interés en convertirse en “socio global” de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Esta solicitud, presentada por el ministro de Defensa argentino, Luis Petri, en abril de 2024 en la sede de la OTAN en Bruselas, marca el deseo de “recuperar vínculos que permitan modernizar y capacitar a nuestras fuerzas al estándar de la OTAN”.
La OTAN fue fundada en 1949 tras la Segunda Guerra Mundial como un bloque de defensa colectiva para contrarrestar la influencia de la Unión Soviética al inicio de la Guerra Fría. Actualmente está compuesta por 32 países miembros de América del Norte y Europa, entre ellos Turquía, que se unió a la OTAN en 1952 durante la primera ola de ampliación.
Desde entonces, Turquía ha desempeñado un papel crucial debido a su ubicación estratégica entre Europa, Asia y el Medio Oriente y ha contribuido significativamente a la protección del flanco sureste de la OTAN durante la Guerra Fría y hoy continúa haciéndolo en misiones de gestión de crisis y mantenimiento de la paz.
Su importancia se refleja en la elección de Estambul como punto de encuentro entre autoridades rusas y ucranianas para promover conversaciones de paz, en haber sido sede recientemente de la reunión para impulsar el aumento del financiamiento por parte de los países miembros, y en su designación como sede de la futura Cumbre de la OTAN 2026.
Asimismo, Turquía cuenta con el segundo ejército más numeroso de la OTAN, solo por detrás de Estados Unidos. Esta capacidad militar le permite desempeñar un papel central en operaciones de despliegue rápido, gestión de crisis y cooperación regional. Su influencia se ve reforzada por el crecimiento sostenido de su industria de defensa, lo que la convierte también en un socio fundamental para los países que buscan estrechar vínculos con la Alianza y fortalecer su participación en los ámbitos de seguridad, innovación tecnológica y desarrollo industrial en materia de defensa.
Por su parte, Argentina se integró con carácter de “aliado extra OTAN” en octubre de 1997 – estatus creado por el Congreso de Estados Unidos en 1989 – lo que le ha permitido obtener beneficios económicos (acceso a financiamiento) y militares (compras de armamento y participación de ejercicios militares entre otros). En este contexto, el fortalecimiento de la relación bilateral con Turquía, un miembro clave de la OTAN, adquiere una importancia estratégica particular.
Sin embargo, es fundamental entender que la importancia estratégica de promover y reforzar los vínculos entre Argentina y Turquía no debe apuntar exclusivamente al ámbito de la defensa. Si bien la cooperación militar es un área con enorme potencial y beneficios mutuos, esta vinculación debe ser vista como un ejemplo de una relación bilateral mucho más amplia que se busca promover.
Turquía, desde principios de la década de 2000, ha implementado una política exterior más activa y se ha posicionado como un poder emergente a escala global. Esta estrategia ha incluido una expansión exponencial de su presencia en América Latina. La relación bilateral con Argentina ya cuenta con instancias de cooperación económica más allá del sector de defensa. En este sentido, desde la Cámara de Comercio Argentina-Turca venimos promoviendo activamente estos lazos económicos y empresariales, articulando iniciativas que permitan convertir esta complementariedad en proyectos concretos de inversión, transferencia tecnológica y comercio bilateral.
Existen distintos ejemplos que demuestran lo estratégico de la vinculación Turco-Argentina; y la búsqueda de afianzar su vínculos comerciales, tecnológicos y culturales. Entre otros, podemos destacar la producción conjunta entre empresas turcas y el Invap del satélite ARSAT (SG-1).
Dentro de este marco más amplio, la cooperación en defensa cobra una relevancia particular debido a las necesidades de modernización de las Fuerzas Armadas argentinas y el alto nivel tecnológico y de autosuficiencia alcanzado por la industria de defensa turca, que ofrece un amplio espectro de soluciones que van desde electrónica, armamento, sistemas navales, terrestres y aéreos. La capacidad cada vez mayor de Turquía para desarrollar y exportar equipamiento militar la posiciona como un aliado estratégico clave para aquellas naciones que desean modernizar sus fuerzas armadas sin depender únicamente de las potencias tradicionales.
La reciente compra de 24 aviones de combate F-16 usados a Dinamarca, otro miembro de la OTAN, demuestra una clara definición por parte del gobierno argentino en su alineamiento con el bloque de la OTAN. Más específicamente en lo que hace a la relación con Turquía, nuestro país está evaluando un proyecto de modernización para sus destructores MEKO 360 presentado por una compañía turca. Del mismo modo, la industria turca podría ofrecer soluciones para la modernización de vehículos blindados, vehículos aéreos no tripulados (UAVs), helicópteros e incluso cámaras hiperbáricas para tratamientos médicos y cámaras de descompresión. La industria argentina existente podría beneficiarse enormemente de la transferencia de tecnología y la creación de empresas conjuntas.
La búsqueda de Argentina de una asociación global con la OTAN y el fortalecimiento de sus vínculos bilaterales con un aliado estratégico de la Alianza como Turquía son movimientos interconectados. En este camino, Turquía emerge como un socio estratégico indispensable.Para Turquía, Argentina representa un potencial socio estratégico y una puerta de entrada a Latino América, y a su vez Turquía puede ser la puerta de entrada a Europa y medio oriente para Argentina.
La cooperación tecnológica, industrial y comercial entre ambos países se presenta como un escenario “ganar-ganar” y por lo tanto es fundamental seguir tendiendo puentes entre ambos países. Es en esta línea, que cobra especial relevancia el rol de entidades como la Cámara de Comercio Argentina-Turca para canalizar este proceso, generando espacios de cooperación institucional que potencien la relación económica y el intercambio cultural entre ambos países.