Dólar e importaciones: una época para optar por la medicina menos amarga

Tras haberse perdido la gran oportunidad de contar con dólares para la economía y, específicamente, para darle sustentabilidad a la recuperación y al desarrollo, se vienen los debates para actuar con urgencia para amortiguar y, de ser posible, atacar de raíz los problemas de falta de divisas y la inflación.

Muchas veces se piensa en un programa de devaluación y en casos como el actual, llevar el dólar de 120 a 220 ó 230 pesos. Eso implica que si no hay un ancla, va a haber una espiral inflacionaria y podemos llegar a una hiperinflación, situación que no va a pasar.

Una segunda posibilidad es bajar el gasto público. Y ya vimos lo que ha pasado cuando se intentó reducir el gasto público, que la coalición gobernante prácticamente casi se fractura. Ya que también creo que no es una opción viable o bajar los salarios y esto también va a producir divisiones en un gobierno que quiere que se incremente el poder adquisitivo. Por consiguiente, no creo que el Gobierno en un año casi electoral lo haga.

La otra alternativa que queda es subir la tasa de interés, pero hoy tenemos una tasa de interés que el estado nacional está pagando al 80% y así y todo está por encima de la inflación pronosticada.

La subida del dólar se dio porque aquellos que tienen los fondos inversión, que tienen títulos públicos cuando tienen que renovar no lo hacen y piden los pesos y los llevan al dólar y cómo los quieren sacar del país llevan el valor de esa divisa a picos que han llegado a 238 pesos, como ha ocurrido hace unos días.

Con la sequía de dólares al precio oficial, ahora se piensa en forma generalizada en el mercado en un valor de reposición con dólar a 200 pesos en el mejor de los casos. Esto se reafirma cuando hablamos de importaciones.

Hoy el mercado indica que el valor de reposición es con un dólar a 200 pesos porque es el dólar con que te va a tocar reponer de acá a seis meses si tenés que importar.

Acá si hay una realidad que debemos contemplar y lo digo desde el sector al cual pertenezco y es que el dólar oficial está muy barato. Y yo puedo acceder a esos dólares importando materias primas o pagando utilidades en el exterior si me lo permiten. Es lo que han hecho las grandes empresas. Hay algunos estudios que hablan de que hay una acumulación de capital e insumos en inventario para nueve meses. En cualquier economía normal eso es fundirse, porque no se puede tener inmovilizada plata durante nueve meses.

Pero si yo compro a la mitad de precio con una expectativa inflacionaria y devaluatoria desde ya que lo hago porque es una apuesta fuerte. Por regla económica, no deberían incrementarse los costos porque ya se tiene la materia prima. El problema es que nadie vende a un precio que no va a poder reponer.

El costo de reposición va a ser el nuevo valor del dólar y entonces los precios van a estar fijados al nuevo valor del dólar. Y eso es lo que nos está llevando a tener inflación. La inflación es monetaria.

En tanto, hay que tener en cuenta que las restricciones dispuestas por el Banco Central tuvieron un fuerte cuidado hacia las pymes teniendo en cuenta que sus operaciones en montos menores. No obstante estas limitaciones se hacen ante un escenario conformado por 600 empresas que concentran el 80% de las importaciones y lo que hará es encarecer el costo de insumos. Ocurre que siempre las posiciones dominantes trasladan a precios algún tipo de dificultad financiera o económica. Entre tales dificultades hallamos el encarecimiento del intercambio para la compra de materias primas importadas.

Se va a incrementar el costo local de acceso a la mercadería. Porque, si había aumentos con un tipo de cambio por debajo de la inflación, no cabe pensar otra posibilidad de que ese ritmo de variación continúe con un dólar en ascenso.

Son momentos difíciles, tenemos que trabajar inteligentemente como sociedad en conjunto. Saber que acá ninguno se va a salvar solo. Y entender que sin pymes no hay desarrollo y no hay producción y sin industria no hay país, así que defendamos la industria nacional en forma inteligente. Promovamos programas de eficiencia, de productividad y pensemos en trabajar juntos con las grandes empresas, porque no hay posibilidad de trabajar sólo con las chicas. Pero con el estado regulando para que la cadena no se corte por el eslabón más débil.