En 10 años se cerraron y fundieron más empresas que las que se crearon

A partir de 2011, la mortalidad empresaria fue mayor al ritmo de creatividad de los emprendedores y la crisis no tiene fin.

Mientras el coronavirus pone en el tope de las prioridades la agenda sanitaria, hay otra grave enfermedad que, sin fiebre ni barbijos, ataca fuertemente a la economía local.

Se trata de la baja tasa de natalidad de empresas que, además, convive con algo acaso peor: la alta tasa de mortalidad. Esta combinación letal hace que, año a año, decrezca la cantidad de compañías netas a nivel nacional.

Antes de la cuarentena, ocho de cada 10 nuevas firmas llegaban a los dos años de vida y sólo un tercio lograba superar los ocho años. Además, al cabo de un lustro, la mayoría tiende a permanecer en su categoría de tamaño o a bajar un escalón, pero no crecen.

De acuerdo con un informe del Ministerio de Producción:

El 60% de las empresas con menos de 10 trabajadores se mantiene de esa manera a los cinco años de vida

Un impactante 37% no logra sobrevivir

Sólo tres de cada 10 puede superar el umbral de nueve empleados

 – El documento, además apunta que entre 2007 y 2017 nacieron 70.000 promedio por año pero cerró casi la misma cantidad

– En los dos años subsiguientes la cifra de nacimientos se redujo y los cierres se mantuvieron constantes, dando lugar al peor escenario: una caída neta en el total de firmas activas

– Según registros de AFIP, entre 2018 y 2019 unas 22.000 firmas sucumbieron , en su mayoría (80%) del rubro servicios.

– Peor hay más: si se toma el 2020 (crisis y pandemia mediante), en apenas dos meses cerraron sus puertas otras 20.000

«La dinámica de modernización productiva es un proceso que se desarrolla mediante el recambio: la tasa de natalidad debe superar a la de cierre. Sin natalidad neta, no hay modernización productiva posible», enfatiza una investigación de la Fundación Observatorio Pyme (FOP).

A partir de 2011, la cantidad de firmas se mantuvo en torno a las 612.000 firmas y empezó a caer a partir de 2014: la sucesivas crisis, la pesada mochila tributaria, la falta de acceso al crédito, las altas tasas de interés, las constantes devaluaciones, la caída de consumo, las dificultades para exportar, el default «selectivo» y ahora, la pandemia se combinaron para que la Argentina refuerce su rol de «asesina serial» de compañías.

Las peores condiciones

Pedro Cascales, de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), afirma a iProUP que «los primeros dos o tres años son una barrera infranqueable para la mayoría de los emprendimientos. Más aun en un contexto como el actual».

«En Argentina es muy difícil llevar adelante una empresa, hay una alta presión tributaria, con 160 impuestos y 20 vencimientos en el mes para una Pyme; gran cantidad de burocracia para la formalización y distintas habilitaciones según el rubro», añade.

Además, para directivo la situación está lejos de mejorar, ya que crear una nueva sociedad ahora será mucho más difícil si se derogan las SAS (Sociedades por Acciones Simplificadas). «Estos factores se van agravando con el tiempo y se les suma la industria del juicio laboral, que lleva a que muchas Pymes ya consolidadas se vean obligadas a cerrar», afirma Cascales.